La radiodifusión trinitaria en la República

José Antonio Pérez Menéndez

Mabel Aurora Martínez Pérez

La transmisión de las ondas electromagnéticas sirvió de base para el surgimiento de la radio en los últimos años del siglo XIX. Popop en Rusia y después Marconi en Italia fueron capaces de lanzar al aire señales intermitentes captadas a distancias por aparatos receptores.

En nuestro país, la primera transmisión radial se efectuó en 1922 por Luis Casas Romero, quien fuera en aquel entonces teniente del ejército libertador, compositor y músico, que pretendió a través de la radio promover su creación musical.

A partir de los años 30 del pasado siglo XX la radio logró incrementarse en Cuba con diversas emisoras radiales. A Trinidad, ciudad de historia, leyendas y tradiciones, llegó la señal sonora de la C.M.H.T, en 1938. Los intereses culturales, políticos y sociales de sus dueños Béquer y Valle sirvieron de cimiento para patrocinar el empeño de la existencia de la pequeña emisora local.

Fueron en aquel entonces los trinitarios Manuel de Jesús Béquer y Medina y Fernando Enrique Soto del Valle y Guinart, conocidos como Manolo y Quiqui, los soñadores que tuvieron la genial idea de construir en su ciudad natal una emisora radial a un costo considerable en aquella situación social, sin percatarse del medio empobrecido que los rodeaba y la ausencia de grandes empresas que financiaran la nueva emisora.

El periodismo local y la radio trinitaria marcaron la historia sociocultural de este período neocolonial a pesar de que ocurrió en un panorama desolador, con un extraordinario desempleo a causa de la improductividad de las tierras, por lo que el sustento económico se limitaba a tejares, una fábrica de cigarros y pequeñas tabaquerías; la producción azucarera se concentraba en el antiguo central Trinidad, conocido como el FNTA, que solo lograba producir en algunos meses del año. Sin embargo, otros trabajos se desarrollaron a título particular como el magisterio, la artesanía, el bordado, el tejido a mano…

Con fecha 12 de junio de 1938, a las 12 meridiano se inauguró oficialmente la estación radiodifusora trinitaria, la que, en vías de pruebas, transmitió ese día los actos que se celebraron como recibimiento al entonces obispo de Cienfuegos y la develación de una tarja regalada por la ciudad de Santa Clara, que se ubicó en la plazuela fundacional El Jigüe.

La radioemisora trinitaria se presentaba con un instrumental llamado «Canción india de amor», muy popularizado en aquel entonces por la pareja del cine norteamericano Nelson Eddy y Janette Mc Donald. El discurso inaugural fue pronunciado por el Dr. Elio Fileno de Cárdenas, quien en aquel entonces fuera el gobernador de Santa Clara, excelente amigo de nuestra ciudad y uno de los dueños de la emisora en particular. Esta locución impactó sobremanera a todos los habitantes de Trinidad porque en ella se elogiaba excepcionalmente a la ciudad, sus mujeres, sus hombres y se vislumbraba cómo el progreso económico y social llegaría con el esfuerzo de los trinitarios, con la inauguración de las carreteras de Collantes y Sancti Spíritus y con el de la propia estación radiodifusora.

Las letras que la identificaban estaban reconocidas nacional e internacionalmente, cada una poseía su significado. La C correspondía a Cuba; la M era la onda en que se transmitía; la H, a la provincia, región o territorio donde se ubicaba la planta (Las Villas); y la última letra, T, le correspondía a Trinidad. De ahí el nombre, C.M.H.T.

La primera ubicación de la emisora estuvo en la calle Capdevila número 41, conocida hoy como Jesús María o José Martí, a un costado del entonces edificio de gobierno y frente al parque Céspedes, en el lugar que ocupa actualmente la pizzería de la ciudad. Los equipos se encontraban en la parte trasera, en lo que hoy son los baños y oficinas, y en la parte delantera se encontraba el estudio-teatro que era desde donde se efectuaba la transmisión radial en vivo.

Todo el equipo estaba montado en un mismo local, que, a pesar de representar una inconveniencia técnica, tuvo la ventaja que desde el inicio pudieran relacionarse los artistas, locutores y técnicos. La tecnología empleada fue construida de forma casera gracias al conocimiento, la maestría y el ingenio de Quiqui Valle, un cerebro cuatrimotor muy diestro en materia de electricidad, por lo que solo tuvieron necesidad de importar algunos elementos como modeladores y micrófonos que no se construían en el país.

La inauguración de una emisora radial significó para los trinitarios un apreciable acontecimiento, novedoso y sensacional. En las noches de transmisión muchas personas acudían a allí: un grupo de ellas permanecía dentro del teatro-estudio y el resto se estacionaba frente al edificio, disfrutando sobremanera la transmisión en vivo. En la torre de transmisión se instalaba una bocina que hacía audible la programación en las tranquilas noches, incluso en las zonas más alejadas de los barrios de la Barranca, la Popa y la Chanzoneta.

Un año después de fundada fue inscrita por sus dueños en el libro de sociedades de la ciudad, donde aparece con el nombre de Béquer y Valle. Dicha compañía mercantil tuvo como duración cinco años y creó una emisora con triple función, pues no se limitó solo a la transmisión, sino también a la venta de equipos de la «General Electric» y sus anexos, y a la reparación de planchas, tocadiscos, radios, entre otros.

El periódico «Actualidad» fue el escenario ideal para que a partir del año 1938 anunciara la nueva emisora sus funciones, sus necesidades, sus concursos radiales y los nuevos adelantos de la radio General Electric.

La programación radial siempre era en vivo, de 7:00 p.m. a 11:00 p.m. Empezaba con su tema de identificación, luego se situaba música grabada y anuncios comerciales hasta las 9:00 p.m. A esa hora se encadenaba con la retransmisión de la revista «Llave del aire», de la emisora COCO desde La Habana, la cual se consideraba el plato fuerte de la programación: comenzaba con una radionovela muy famosa llamada «Los episodios de Chan Li Po», conocido detective chino, y posteriormente se situaban musicales con las mejores orquestas de la época.

A las 10.00 p.m. se retomaba la programación local de la CMHT, que se iniciaba con un programa de variedades que tuvo, al igual que en La Habana, el nombre de la Corte Suprema del Arte, donde se presentaban artistas profesionales y aficionados, se ofrecían entrevistas a personalidades políticas, informaciones sobre matrimonios, nacimientos, visitantes que salían o arribaban a la ciudad, y era amenizada por los sones, danzones, guarachas y el acompañamiento de las orquestas trinitarias de Machín y Pepillito Echerri.

Como relleno se realizaban los llamados sketch cómicos donde los actores cantaban, bailaban y actuaban, se introdujeron los papeles del negrito pintado, el gallego y la mulata, característicos del teatro bufo.

En las transmisiones dominicales tomaban parte los poetas trinitarios, con controversias que deleitaban a todos los vecinos de la ciudad y de los pueblos rurales vecinos hasta donde llegaba la frecuencia; en ellas se volcaba todo el amor hacia la arquitectura de sus casas, palacios, tradiciones, calles, mujeres y se exaltaba el honor y la valentía de los hombres trinitarios.

A través de la emisora local iniciaron su vida artística personas que constituyen hoy grandes valores de la música tradicional trinitaria como Evelio Rodríguez Plaza, Isabel Béquer, Perico Téllez, Justo Prado, Tito Díaz, Cundo Gutiérrez, entre muchos otros.

Es importante destacar que el control remoto se hicieron realidad en la radio local, por lo que en ocasiones se transmitían los juegos de pelota de las novenas del patio desde el terreno ubicado al lado de la Alameda de Concha, donde se encuentra hoy la escuela José Mendoza García; otras veces lo realizaban con las fiestas carnavalescas y con los concursos de Promejoramiento artístico que se efectuaban desde los teatros de la localidad.

Estos últimos se realizaban con el fin de buscar nuevos valores artísticos, además de sustentar la emisora; los patrocinaban las tiendas, establecimientos comerciales como La Época, la Casa Mimbre, El Encanto, El Alba, El Terremoto, Las Novedades, La Casa Paco, la fábrica de cigarros Eva, entre otros.

Se destacaron importantes figuras radiales como los locutores Arturito Medinilla, Aníbal Menéndez Villafaña, Julito Valdivia, Pilades Alomás; los operadores de sonido Julio Soto del Valle conocido como Toto Valle, Ramón Cruz, Luis Puig conocido como Perucho, quien creó un personaje a petición del director de la emisora que para ganar radio audiencia se disfrazaba con una capa negra y sombrero del mismo color, salía en las noches de transmisión, en mutuo acuerdo con el director y en contacto con él tocaba fuertemente en la casa donde escuchaban la transmisión y entregaba a cambio cinco billetes de la lotería, así como el premio de la CMHT.

Las figuras artísticas también jugaron un rol muy importante en la emisora, dentro de ellas la Orquesta Machín, así como Horacio Iznaga Meyer y Francisca Sánchez, quienes fueron connotados pianistas. También estuvo vinculado a la radioestación, el gran músico trinitario Julio Cueva Díaz, quien amenizara con su orquesta el primer año de vida de la emisora.

En el lugar donde fue creada en 1938 se mantuvo hasta 1940, cuando el co-propietario Fernando Enrique Soto del Valle se trasladó para La Habana en busca de mejoras económicas.

En los últimos años de su vida la emisora pasó a ocupar parte del antiguo palacio Brunet, este traslado fue realizado por el otro dueño, Manolo Béquer. Las razones fueron netamente económicas al tener que pagar un elevado alquiler por el local que ocupaba, independientemente de que para los fines de una emisora ya resultaba demasiado grande porque esta no poseía sus funciones de ventas de equipos eléctricos ni de reparación de aparatos de radio. Allí sobrevivió alrededor de año y medio, hasta 1942; contaba por aquel entonces con muy limitados anuncios, no tenía apenas financiamiento y poseía poca radio audiencia local. A partir del año 1941 existió un rotundo silencio en los diarios trinitarios.

Ante esta difícil situación de supervivencia radial su dueño decidió vender las siglas de la emisora con algunos equipamientos a través de un abogado y un documento notarial a los hermanos Manolo y Horacio Santana, de Sancti Spíritus. Se comenzó a transmitir desde esa ciudad con el nombre de Radio Nacional, el 11 de julio de 1945 comenzaba así una segunda historia de la CMHT hasta su nacionalización.

Los sueños de los creadores de la radio en Trinidad no se hicieron realidad a plenitud a pesar de los enormes esfuerzos realizados, en primer lugar, la pésima situación imperante en la ciudad y junto a esta la carencia de grandes empresas que pudieran financiarla, ya que solo podían hacerlo los establecimientos comerciales, los tejares y la fábrica de cigarros Eva.

Es necesario tener presente el recuerdo de los precursores Béquer y Valle, que soñaron en aquellos momentos difíciles en que la miseria asolaba a Trinidad con tener en esta ciudad una emisora de radio, que se despedía a las 11:00 p.m., con la inolvidable e inigualable voz de Arturito Medinilla: «…esto ha sido todo por hoy, buenas noches. Con nuestro tema musical Lamento Indio nos retiramos del aire».

BIBLIOGRAFÍA Y OTRAS FUENTES

ARCHIVO HISTÓRICO DE TRINIDAD: Documento emitido por la Alcaldía Municipal.

LARA ECHEMENDÍA, TEODORO DE: Trinidad y el Turismo. Editorial Gente, La Habana, 1954.

Testimonio de Digna Martínez.

Testimonio de Luis Puig Novoa.

Testimonio de Rubén Zayas Montalván.

Testimonio de Carmen Echerry Alomá.

Periódico Actualidad 14 junio 1938; 2 agosto 1939; 1 septiembre 1939; 8 marzo 1940. Trinidad.

ARCHIVO HISTÓRICO DE TRINIDAD: Libro de sociedades VII. T.7; F.106; P.244

POR LORENA LORENZO GÓMEZ ·